Cuenta la leyenda que hace muchos muchos años había un animal centenario que habitaba las aguas más profundas y misteriosas del océano. La especie era conocida por su aparente dureza y timidez, pues poseía un caparazón duro como las rocas en el que siempre se escondían…

Las llamaban Las Du-Mez.

Las Du-mez, aunque jóvenes al nacer, poseían una capacidad única de adaptación, pues desde el momento en que rompían su cáscara, el comienzo de la vida las empujaba hacia el océano en el que, a cada paso, enfrentaban olas gigantescas, depredadores peligrosos y tormentas implacables.

Las Du-mez eran famosas por su lucha constante, pues estaban destinadas a avanzar y a nunca retroceder; no importaba cuántos desafíos se interpusieran en su camino.
Con el tiempo esta lucha y adaptación las llenó de experiencias y sabiduría, con lo que sus caparazones se volvían más fuertes y sus movimientos eran más certeros; como si cada experiencia vivida las hubiera esculpido, preparándolas para la eternidad.

Una noche, durante una tormenta particularmente feroz, una Du-mez anciana, conocida como Fuerancia, decidió adentrarse en las aguas más profundas que nadie había osado cruzar; unas aguas en las que la luz del sol ya no alcanzaba. Muchos de los jóvenes de su especie le advirtieron sobre los peligros, pero Fuerancia les dijo: "La perseverancia es el secreto del océano. Solo al enfrentarnos al miedo podemos conocer nuestra verdadera fuerza."

Al llegar al centro del océano, Fuerancia encontró una luz brillante. En ese lugar, una gran Du-mez anciana, aún mayor que ella, la estaba esperando. Era la guardiana de la sabiduría ancestral, y le entregó un caparazón resplandeciente, forjado por las estrellas.
"Fuerancia," le dijo la Du-mez vieja, "has probado que la libertad no está en evitar el peligro, sino en seguir adelante a pesar de él. Lucha por tu gente, por tu hogar y por ti misma. La verdadera sabiduría está en el equilibrio, en saber cuándo avanzar y cuándo esperar, cuándo luchar y cuándo descansar; las estrellas siempre te guiarán. Ahora, lleva este caparazón con orgullo, porque su luz guiará a las generaciones futuras."

Fuerancia regresó al mar, y al llegar a su hogar, transmitió su sabiduría a las nuevas generaciones.

Y así continúa la leyenda: las Du-mez, sabias y valientes, siguen enseñando al mundo que, aunque la vida esté llena de tormentas, la verdadera libertad está en seguir nadando.

Autoría: Bea Durán